La creciente necesidad de satisfacer plenamente a los clientes viene respaldada por una gran responsabilidad profesional, la organización es la médula de todo este proceso y por ende de sus resultados.
Toda organización está compuesta por un sistema formal (técnico, financiero, comercial) que sigue normas, reglamentos, metodologías o indicaciones muy precisas y cuantificables.
La Dirección por Valores es una forma estratégica que no se limita a factores previstos, sino que impulsa a los individuos hacia aquello que es necesario hacer en un momento determinado; sin poner en primer lugar lo establecido en planes y normativas ya diseñados. Además, es una herramienta básica para el logro de objetivos y metas, y contribuyen a dar forma a la cultura donde mientras más comprometidos estén los trabajadores con la organización, serán capaces de apreciarlos con mayor impacto.
La administración por valores como vía para el manejo y orientación de la conducta y los comportamientos de los individuos, es la mejor manera de lograr los objetivos existenciales propios y de la sociedad.
Busca mejorar la calidad de vida tanto de la organización, como de los individuos mediante el ejercicio de la confianza, la responsabilidad y el compromiso.
Genera una mejor imagen externa, gracias a las relaciones basadas en la confianza en el largo plazo.
Facilita la transición entre generaciones de mando, debido a que se comparten maneras de actuar y de progresar.


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